11 jun 2011

Sacerdotes de la diócesis de Santa Rosa publican carta de despedida a los padres Antonio Martínez y Ricardo Latorre

Sábado 11 de junio de 2011.



REDACCIÓN VenL. Con motivo del regreso a España de los misioneros del Instituto Secular Servi Trinitatis Antonio Martínez Racionero y Ricardo Latorre Cañizares, un grupo de 16 sacerdotes, de los poco más de 30 con los que cuenta en la actualidad la diócesis de Santa Rosa, publicó en la sección Cartas al director del periódico Cristo Hoy una carta abierta de despedida. Los padres Antonio y Ricardo llegaron en 1995 a pedido del obispo Rinaldo Fidel Brédice como párroco y vicario de la Catedral Santa Rosa de Lima. El padre Antonio ejerció como Vicario General de la diócesis desde marzo de 1997 hasta agosto de 2008. A continuación publicamos íntegramente el texto de la carta.

Carta de despedida a los Sacerdotes
Antonio Martínez Racionero y Ricardo Latorre Cañizares

“Padre Santo… conságralos en la Verdad” (Jn. 17, 11.17).

“Sé víctima y sacerdote de Dios…, haz de tu corazón un altar, y puesta tu confianza en Dios, entrega tu cuerpo al sacrificio… Así, tu cuerpo será tu hostia” (San Pedro Crisólogo).

A través de estas líneas, un grupo de sacerdotes de la diócesis de Santa Rosa, La Pampa, queremos manifestar nuestro más sincero agradecimiento al P. Antonio Martínez Racionero y al P. Ricardo Latorre Cañizares, del Instituto secular Servi Trinitatis, por el ministerio sacerdotal desempeñado tan abnegadamente en nuestra diócesis y que lamentablemente ahora llega a su fin.

Asimismo, queremos expresarles ―como lo hicimos en su momento― nuestra cercanía espiritual y comunión sacerdotal, particularmente en relación a la causa armada por la que tuvieron que pasar.

Nos avergüenza y duele especialmente saber que la injusta acusación de la que fueron víctimas, se vio agravada por alguna participación y por algunos silencios cobardes desde dentro de nuestra Santa Iglesia Católica: sacerdotes y laicos que no pusieron su lengua y sus obras en defensa de la inocencia de ambos sacerdotes, que en definitiva lo era en defensa de Aquel que dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Para esto he nacido y he venido al mundo, para dar testimonio de la Verdad” (Jn. 14, 6; 18, 37).

Queridos Padres Antonio y Ricardo: consideramos que puedan irse con un sabor amargo. Pero sabemos también que todo es Providencia, y si el Señor permitió esta dura prueba, sin dudas fue la “poda” del Divino Viñador para con el sarmiento que da frutos, para que dé más todavía, y así sacar bienes mayores en sus almas y en las de tantos pampeanos, que siempre los recordarán por sus años de fidelidad sacerdotal, cuya fecundidad ha marcado fuertemente a nuestro pueblo para que en Cristo tenga vida eterna.

La dedicación diaria al sacramento de la confesión y a la dirección espiritual, la disponibilidad y prontitud en el servicio a los demás, el consejo y la palabra predicada “oportuna e inoportunamente” (2 Tim. 4, 2), el celo por la gloria de Dios y la salvación de las almas, han sido ―para la Iglesia Catedral y la diócesis toda― un ejemplo preclaro de aquel sacerdocio fiel, que a ejemplo del Buen Pastor da la vida por su rebaño.

Gracias por todo. Que el Señor los colme de gracia y la Virgen Madre los cubra con su manto amoroso.

Nos encontraremos diariamente en el Altar.

Un fuerte abrazo sacerdotal y ¡hasta siempre!

La Pampa, Argentina. Junio de 2011. Mes del Sagrado Corazón de Jesús.

P. Alejandro Piszczek;
R. P. Anselmo Gáspari;
Fr. Benito de la Madre de Dios;
P. Carlos Musa;
P. Claudio Almeyra;
R. P. Damián Carpano;
P. Gustavo Caro;
Fr. Gustavo Mariucci;
P. Héctor Cuchietti;
P. Hugo Pernini;
P. Jorge L. Hidalgo;
Fr. José Miguel Padilla;
P. Luis E. Murri;
P. Mariano C. Cestac;
P. Ruben H. Cabrera;
P. Tadeo Mastej.

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